Cada vez se escucha más el término “bebedor pasivo”, este término se refiere a aquellas personas que sufren las consecuencias del consumo de alcohol de otros.
Hay personas que consumen alcohol para desinhibirse, ser más divertido y sociable. En realidad, el alcohol deprime el funcionamiento del cerebro y libera los instintos más primarios. Esto puede hacer que nos “convirtamos” en personas que no nos gustaría ser y hagamos o digamos cosas que causen problemas en nuestras relaciones de pareja, familiares o de amistad.
También hay algunas parejas que pueden asociar el consumo de alcohol a momentos íntimos más placenteros, cuando es muy probable que ese comportamiento desemboque en problemas sexuales y de fertilidad.
Si cuando bebemos nos volvemos más agresivos y perdemos el autocontrol, es lógico que podamos iniciar o tener discusiones que no buscábamos.
En ocasiones, los motivos de la discusión son problemas ocultos que no se habían resuelto previamente y que “saltan” como efecto del alcohol. En otras, un simple comentario desafortunado o malinterpretar las intenciones del otro, pueden llevarnos fácilmente a un estado de ira que nos costará abandonar mientras sigamos bajo sus efectos.
Reducir la cantidad de alcohol y consumir por debajo de los límites de consumo de bajo riesgo
nos ayudará a evitar situaciones desagradables o discusiones con la gente que nos rodea. Estos son algunos consejos a tener en cuenta: