Estos síntomas ocurren tras el abandono y tienen parte física y psicológica. Lo bueno es que son temporales (2-4 semanas) e irán pasando a medida que tu cuerpo se adapte al cambio. Puede que no los tengas o sólo sientas alguno, pero viene bien estar preparado para esa posibilidad. Existen estrategias y habilidades que puedes desarrollar, también terapias cognitivo-conductuales y tratamientos farmacológicos que pueden ayudarte. Si tienes dudas, contacta con profesionales sanitarios o utiliza los recursos locales.
Aquí tienes algunas situaciones que a veces se asocian al tabaco y consejos para evitarlas:
Puede que no lo hayas notado o que no te hayas parado a pensar en ello pero, como fumador, a veces se asocia el tabaco a determinadas emociones, sentimientos y creencias que, en realidad, poco tienen que ver con fumar. Una parte importante de dejar fumar incluye romper estas conexiones inconscientes.
Por ejemplo, es habitual que los fumadores asocien el tabaco con momentos de felicidad y tranquilidad (cuando lo que te provoca esos sentimientos no es el tabaco), o de estrés, tristeza, enfado (pero fumar no mejora el problema). Posiblemente el tabaco ha estado presente en muchos de esos momentos de tu vida, pero no tiene nada que ver con ellos.
Para ayudarte a dejar de fumar, intenta detectarlos y disociarlos en tu día a día, y ve creando tus nuevas asociaciones, existen razones reales: Dejar de fumar te hace sentirte sano y libre, te hace ahorrar... Razones para olvidarte del tabaco
Además de las emociones, existen muchas creencias asociadas al tabaco que son sólo falsos mitos. Algunos ejemplos: