Alcohol y violencia juvenil
Ni todas las personas que consumen alcohol son agresivas ni se van a ver envueltas en actos violentos; sin embargo, hay personas que se vuelven más agresivas cuando consumen alcohol. Es un hecho que el consumo de alcohol es un factor de riesgo tanto de ser víctima de una agresión como causante de la misma.
La mayor parte de los actos violentos relacionados con el alcohol se suelen dar de noche y los fines de semana. Aunque en algunos casos se inician peleas a propósito por diversión, es muy habitual que un simple tropezón o una salpicadura de bebida acaben desencadenando una pelea. El consumo de alcohol hace que podamos malinterpretar gestos y comportamientos de otros, o puede despertar en nosotros mismos actitudes agresivas que, de otro modo, no tendríamos.
Las peleas en las calles, bares o discotecas, la intimidación, violencia de bandas o agresiones sexuales pueden tener consecuencias muy graves. Por eso, es importante moderar el consumo de alcohol y saber distinguir los efectos que produce en los demás, para no verse involucrado en actos violentos.
Principales factores a tener en cuenta:
- El consumo de alcohol provoca falta de autocontrol, disminuye la capacidad de evaluar riesgos y aumenta la impulsividad y la confianza, por lo que algunos bebedores pueden ser más agresivos y recurrir a la violencia en momentos de confrontación.
- La errónea interpretación de información puede provocar malentendidos con ciertos gestos o comportamientos, desencadenando una discusión o pelea.
- La disminución del control físico y la capacidad de reconocer situaciones peligrosas pueden convertir a un bebedor en un blanco fácil para los agresores.
- Ser víctima o testigo de actos violentos puede conducir a un consumo irresponsable de alcohol para superar la situación.
- El consumo de alcohol puede ser un factor de riesgo de violencia dentro de la pareja.
- La falta de espacio, ruido, calor o incomodidad en bares, discotecas o pubs ayudan a que haya más agresiones entre bebedores.