Sabiendo todos los beneficios que reporta a nuestra salud la actividad física, el siguiente paso es motivarnos: ¡Piensa qué razones te pueden animar a empezar!
Elige una razón para moverte.
¿Te identificas con alguno de estos motivos? Piensa cuál o cuáles te gustaría conseguir.
Ten en cuenta que éstos son sólo algunos ejemplos; seguro que se te ocurren otros muchos que se adaptan más a tu vida. ¡Cuánto más personalices el motivo, más éxito tendrás!
Encuentra tu motivo y ¡da el primer paso!: