Ir al contenido principal

Consecuencias del “botellón”

Tres chicas contentas en un salón bebiendo alcohol

Hay un motivo muy sencillo que explica por qué el consumo de alcohol en menores está prohibido: el organismo antes de los 18 años todavía no se ha desarrollado por completo y los efectos del alcohol son muy dañinos. Por eso la ley protege a los menores de edad prohibiendo su venta y consumo.

El alcohol daña el cuerpo y el cerebro a corto y largo plazo. Además de enfermedades en órganos vitales, produce problemas de memoria, de atención, de coordinación… y diversas consecuencias a corto plazo provocadas por la pérdida de control. También tiene un papel importante en las lesiones por accidentes de tráfico y violencia , así como en la transmisión de enfermedades sexuales o los embarazos no deseados consecuencia de la práctica de relaciones sexuales de riesgo.

La última palabra ante el consumo de alcohol la tienes tu y para tomar esa decisión es importante que seas consciente de las consecuencias que tiene. Puede ser complicado darse cuenta de cómo nos “cambia” el alcohol o quizás creas que a ti no te va a pasar eso.

Te ayudará plantearte si alguna vez has dicho algo después de beber de lo que te hayas arrepentido, o te haya hecho sentir mal al día siguiente, si no has rendido en el deporte o los estudios como se esperaba, si has tenido comportamientos agresivos, broncas con tus amistades o con tu familia, si te has caído o has hecho algo peligroso, si no recuerdas cómo has vuelto a casa o te has “liado” con alguien por un impulso o sin tomar precauciones.

Estas son sólo algunas de las consecuencias que tiene un consumo intensivo de alcohol, pero también hay otras más graves como enfermedades físicas y psicológicas, accidentes de tráfico, problemas con la ley y sus consecuencias, embarazos, transmisión de enfermedades al mantener relaciones sexuales de riesgo… y en pocos años, puede generar incluso una dependencia, aunque esta consecuencia a una edad temprana, parezca muy lejana.

Antes de una noche de fiesta o de “coger un puntito” deberíamos plantearnos nuestra relación con el alcohol y en cómo nos afecta, para que no sea demasiado tarde cuando nos demos cuenta.